En una audiencia pública organizada por la comisión encargada de evaluar el proyecto de reforma fiscal, Rebeca Fiallo, una ama de casa de clase media, se presentó con un discurso enérgico y contundente, en el que expresó su rechazo a la propuesta de reforma fiscal.
Inició su intervención con una presentación clara y emotiva: “Muy buenas, Rebeca Fiallo, ama de casa de una clase media desapareciente”.
Fiallo denunció que el documento de modernización del pacto fiscal, presentado al país, ha generado desesperanza en las familias de clase media. Según ella, la reforma no solo afectará a este grupo, sino que también bloqueará el ascenso de quienes intenten pasar de clase baja a clase alta.
En su discurso, advirtió al gobierno sobre el creciente descontento social: “Ustedes quieren que este país se mantenga en paz, porque lo que está ascendiendo ahí afuera no es fácil, y se lo advierto, no se equivoquen”.
De manera firme, Fiallo planteó una propuesta directa al gobierno: “Si ustedes quieren más impuestos, lo primero que queremos ver nosotros es qué va a hacer el gobierno para bajar el gasto”. Criticó los gastos excesivos en hoteles de lujo por parte de empleados públicos, mencionando casos específicos de derroche: “Es doloroso ver 53 millones dilapidados en un fin de semana en un hotel”.
Fiallo recordó su tiempo en el Ministerio de Trabajo, cuando las reuniones se hacían en espacios modestos y sin lujos y cuestionó el por qué, en la actualidad, los entrenamientos deben realizarse en hoteles de lujo y señaló que los gastos de langostas, champán y vino por parte de empleados públicos son inaceptables en un país donde hay tanta gente que pasa hambre.
Finalmente, la ama de casa exigió que el gobierno primero reduzca su gasto antes de pedir a los ciudadanos más impuestos, concluyendo que es injusto que personas envejecientes como ella deban pagar altos impuestos por la revalorización de propiedades adquiridas en otro tiempo.